viernes, 20 de junio de 2008

¡Nunca mais!

Hace poco más de un mes estaba en el paro. Después de estar ocioso durante 5 meses me llaman al móvil para ofrecerme de mi antigua empresa un trabajo temporal de diez días. Como os podéis imaginar pegué un bote de la silla y me cambió el humor de manera sorprendente. ¡Esta es mi oportunidad! Por supuesto me daba igual que el contrato fuera de sólo diez días, eso era lo de menos. Iba a trabajar y lo demás me daba igual. Pobre infeliz.
Después de los peores 10 días de mi vida, currando incluso fines de semana, me acerque a la empresa para cobrar. El jefe me llama a su despacho y me ofrece renovar por un mes, yo no cabía en mí. ¡Qué más da que sólo fueran 900 €! La cuestión es que tenía trabajo. Eso era lo importante.
Pues bien, ese contrato se extingue, ya me han dejado caer que de la renovación ni hablamos, por supuesto me doy unos lotes inimaginables, unas diez horas diarias súper estresantes. Pero, aun así todavía tengo que dar las gracias. Me han dejado trabajar, otra vez, en la empresa de publicidad y marketing más importante de Andalucía, y no de cualquier cosa, ¡de chico de los recados! Es cojonudo, la felicidad embarga todo mi ser, me voy de aquí con una sonrisa en los labios y agradeciendo estos tres kilos que he perdido gracias a que los nervios y el estrés que me han quitado las ganas de comer. ¡Qué bien voy a estar en la playa luciendo cuerpazo!
Sólo una cosa quiero decirles. ¡Nunca mais! !