viernes, 15 de octubre de 2010

Dentro del muro cual caballero


Paseando por el muro de mi amigo Tomás me descubro cada día más poeta, las hipérboles, las metáforas y los símiles acuden a mi boca y a mi pluma electrónica con una facilidad que creía perdida. Muchas risas y algunos llantos han acompañado este período de no vacaciones que ha ahogado mis ganas de escribir.
Fruto de las largas conversaciones veraniegas con mi fiel compañero de armas se ha producido un cambio en mi persona, ya no soy tan transparente, puede que mi cara lo diga todo pero he decidido que la discreción me viene mejor en todos los ordenes de mi vida, contaré lo que me apetezca y cuando me apetezca hacerlo, soy pues, inmune a los interrogatorios sobre mi vida al que me acosan mis amigos prácticamente a diario. El porqué de este cambio es sencillo: mi vida es mía y sólo mía. No me apetece divulgarla o radiar cada paso que doy, me es incomodo e incluso atenta contra mis intereses, esto es pura teoría “Tomasina”.
Así pues, vuelvo a estar en forma, dispuesto a contar nuestras mil batallas contra dragones, orcos, enanos y brujas en mi diario electrónico, pero ahora lo hago desde dentro del muro, luchando espalda contra espalda con el dueño de la fortaleza. Nos hemos equipado perfectamente: los yelmos cubren nuestra cabeza, los brazos y las piernas están ocultos por fino y duro acero sevillano, pero sin duda la parte más importante y resistente de la armadura está en el torso, hecha en las mejores forjas del reino, que nos protegerá de los envites más temibles, aunque siempre queda un hueco en ella para que puedan pasar y atravesarla armas sinceras y nobles. Por último queda la espada y el escudo, arma defensiva y ofensiva respectivamente con la cual nos defenderemos y atacaremos con saña a nuestros enemigos más fieros y con los que ampararemos a nuestros amigos fieles.

Un saludo a todos.