lunes, 11 de junio de 2007

Un sueño cumplido 60 años después...



Eso es lo que pensamos los sevillistas, pero seguro que también en la penúltima jornada de esa temporada 1945/1946 nuestros mayores tampoco podrían creer lo que estaba sucediendo. Líderes, y luego en las Corts campeones en la última.
Quedan pocos afortunados entre nosotros que estuvieran vivos en el mayor logro en la historia de nuestro centenario club, pero todavía hay alguno por ahí que lo recuerda como su mejor momento como sevillista, el día que fuimos grandes de verdad.
Ese momento de la generación de mi padre, y de la mía propia, corresponde al día en que once jugadores blancos doblegaron a un puñado de ingleses por cuatro a cero, para darnos nuestro primer título europeo. En Eindhoven el Sevilla F. C. se desquito de golpe y porrazo de unas cuantas décadas de mediocridad, volvía a ser un club grande de verdad.
Este será, seguro, uno de los mejores recuerdos de nuestra vida. Es difícil de explicar cuando ves que tu capitán levanta ese título tan deseado, tan buscado, tan querido… y ves a tu familia, a tus amigos, a ti mismo con una ilusión y una felicidad tan natural como espontánea. Después de este entorchado viene otro, e incluso al año siguiente repetimos la victoria en esa Copa que nos hizo grandes. Algunos mirábamos al cielo por los que ya no están y que tuvieron la suerte de ver el primero, viendo como Javi Navarro volvía a levantar la copa no podíamos disimular la emoción. La emoción de brindar por una UEFA que cada uno se la dedicaba a esa persona tan especial, que ha estado viendo en un sitio privilegiado esa final: el tercer anillo del Ramón Sánchez Pízjuán. Te imaginas como se han vivido los penaltis allá arriba, con los mismos nervios y alegría que en casa, y por un momento alzas la mirada al cielo de Sevilla, levantas tu copa de cava y piensas: Va por ti papa, que la disfrutes.

No hay comentarios: