
Pues ya nos hemos despedido la feria, de la que, por cierto, sólo pude disfrutar un solo día por cuestiones laborales (que gusto da trabajar aunque sólo sea una semana). La verdad es que tenía recelos de ir al Real y ahora que no me lee nadie, o muy poca gente, tengo que confesar que no me sentía preparado para encontrarme cara a cara con mi ex y su nuevo novio, que sabia a ciencia cierta que estaban en el recinto ferial. No os confundáis con ella no tengo ningún problema, nos vemos de vez en cuando y mantenemos una gran relación de amistad, pero no iba a ser plato de buen gusto para ninguno de los dos encontrarnos, y más con su nueva pareja. Iba a ser una situación incomoda a la que no me sentía con ganas de asistir. Pero hubo suerte ellos se habían marchado ya, según buenas informaciones, y pude disfrutar, sin miedo al encuentro, con mis amigos de siempre de una buena noche de feria. Me arte de bailar sevillanas, no tengo ni idea pero le pongo una miajita de arte, de comer y de beber y coronamos la noche comiendo unos churros espectaculares que me sentaron de maravilla. Porque faltó una mujer, pero si no yo la calificaría como la noche perfecta.
Y después de la feria llegó la primavera-verano a Sevilla. Si leéis bien, ha llegado a mi ciudad una doble estación, porque por estas tierras andaluzas la primavera dura sólo un par de semanas hasta que se transmuta en verano. Os escribo bajo un sol radiante acompañado de unos 35 grados, es decir, un calor de la leche.
Después del fin de semana llego el calor, y con él un “amuermamiento” que no se me quita ni a tiros. Me falta la fuerza, las ganas, me muero de sueño y eso que duermo como un lirón (raro en mi que soy de poco dormir), en fin que tengo lo que se llama astenia primaveral. Un coñazo os lo aseguro, parece que este año lo voy a pillar todo: gripe A, resfriado común, gastroenteritis, astenia primaveral, etc. “To pa mi”, menos dinero y mujeres pillo de todo. Bueno me despido que hoy no estoy muy inspirado.
Un beso o un abrazo según corresponda.