Necesitamos un compinche de ligues

Vaya dos los que nos juntamos el viernes para salir, entre mi amigo Isaías y yo no nos ligamos ni a una panda de viejas salidas. Veréis no es que seamos Brad Pitt y Mat Damon pero hombre tenemos nuestra cosilla, sobre todo Isa que es uno de los hombres más deseados del hospital, según me han dicho buenas acreditadas, pero bueno la cuestión es que estamos desentrenados, o mejor dicho nunca hemos sido capaces de acercarnos a una mujer con intenciones de ligárnosla, a los hechos me remito.
Después de pasar una noche entera bebiendo copas por el centro, entramos en uno de los bares-discoteca más afamados de la urbe sevillana, el Elefunk, este es uno de los sitios más viejos del lugar. Desde que yo salgo por la noche, hace ya la friolera de 14 o 15 años es un bar que siempre ha estado frecuentado por un público más bien royo hippie o como se llama ahora alternativo, pues bien ahora mismo el ambiente ha cambiado produciéndose una fusión entre pijos, hippies y gente de todo tipo entre los que nosotros dos nos incluimos esa noche.
Por casualidades de la vida, un amigo de Isaías tropieza con dos chicas, nosotros estábamos cerca y casi sin querer nos vemos entrando en la conversación, el amigo huye y nos vemos los dos más cortados que un pavo en navidad hablando con dos chavalas que, sinceramente, estaban muy bien. Yo solvento la papeleta más o menos bien, tiro de bromas, de un poco de poca vergüenza y del poco encanto natural que uno tiene para entablar conversación con una de ellas, pero mi amigo le cuesta soltarse, lo veo nervioso y demasiado bebido ¡por dios Isa habla con la amiga!, al final parece que lo consigue pero no sin muchas dificultades. Yo en cambio me encuentro en mi salsa, cosa poco frecuente, mira que es difícil hablar con alguien en una discoteca pero ella lo hace fácil, aparte de guapa es inteligente, misteriosa (me encanta el misterio en una mujer bella), tiene mi edad y aficiones parecidas si no iguales a las mías, seguimos los dos con bromas y una conversación sorprendetemente agradable, no me doy cuenta que el tiempo pasa y la chica me atrae pero no me atrevo a hacer nada por miedo a jorobar el encanto de la noche, hay veces que todo tiene que terminar así y llevarte la esperanza de un segundo encuentro para buscar algo más. Nos cambiamos los blogs de cada uno, pues ella escribe sus pensamientos igual que yo en estos diarios electónicos, y una promesa por mi parte de que la voy a seguir y que le escribiré en su blog (por supuesto para intentar quedar con ella, un mirlo blanco así no aparece todos los días). Por lo que veo lo de la otra noche quedará sólo en un bonito recuerdo, pues después de ver su blog parece que tiene novio, lógico las que valen están pilladas a nuestra edad, aunque lo bueno es que me ha hecho recuperar la ilusión de que puede que haya alguien por ahí para mí, parece que hemos pinchado en hueso esta vez pero espero que haya más oportunidades como esta.
Aun así necesitamos un compinche de ligues como mi admirado Barney Stinson de “Cómo conocí a vuestra madre”, serie americana que os recomiendo desde aquí. Dos casi treintañeros como mi amigo Isaías y yo con una relación de 7 años sobre nuestras espaldas necesitamos echarle valor al asunto, no tenemos práctica, pero es tan difícil y nos da tanta pereza que así es casi imposible el conocer gente, lo del viernes no es más que una casualidad, ni ellas ni nosotros lo buscamos y posiblemente por eso fue tan agradable y aunque no la vuelva a ver me queda un bonito recuerdo y un halo de esperanza para el futuro…

Os aclaro lo que es un compiche de ligues con este ejemplo de la citada serie.
El segundo videos está dedicado a Gby una de mis seguidoras más fieles.